Sodio
El sodio suele introducirse en la alimentación formando parte del cloruro de sodio, lo que comúnmente conocemos por sal de mesa. El sodio es un electrolito porque participa en el equilibrio del agua en el cuerpo, reteniendo el agua en el mismo compartimento corporal donde se encuentra, generalmente el medio extracelular. Asimismo, el sodio también está implicado en la producción del impulso nervioso, necesario para la contracción de los músculos. Para su excreción se elimina también junto con agua mediante la orina.
Se trata de un mineral necesario pero es esencial que su consumo sea de forma adecuada y en equilibrio con los demás electrolitos. La alimentación actual tiende a proporcionar sodio en exceso, lo que conlleva a ciertos efectos negativos sobre la salud.
La dieta suele suministrar sodio más que suficiente y la deficiencia de sodio es poco común, sin embargo existen ciertas circunstancias que pueden incrementar su excreción como la sudoración excesiva, vómitos, diarrea, así como el uso de diuréticos aumentando las necesidades de este mineral. La deshidratación puede provocar calambres musculares, confusión, mareos, náuseas, vómitos, debilidad muscular y presión arterial baja.
Pérdidas de sodio durante la actividad física.
Durante la realización de actividad física se pierden líquidos en forma de sudor. Este sudor varía su composición en función del grado de adaptación del deportista al entrenamiento y al clima. De manera que a mayor adaptación, las pérdidas de electrolitos también suelen ser menores.
La reposición de los electrolitos perdidos durante la realización de actividad física es de gran importancia, especialmente en los eventos deportivos de duración prolongada y grandes producciones de sudor. Si no se recuperan los electrolitos y el sodio perdidos, y además se beben grandes cantidades de agua se corre el riesgo de sufrir hiponatremia, ya que además de no reponerse el sodio perdido, se diluye el sodio que aún queda en el cuerpo. Las consecuencias de una mala rehidratación pueden ser graves y generar confusión, falta de capacidad cognitiva, convulsiones e incluso en casos extremos se ha llegado a producir la muerte del deportista.
- La hiponatremia se considera cuando la concentración de sodio en plasma es menor a 135 meq/L, siendo las causas principales, pérdidas grandes de sodio debido al uso de diuréticos, perdida a través de la orina (enfermedades renales que aumenten la pérdida de sodio urinario), aumento del agua a nivel extracelular. Entre los síntomas más comunes están, náuseas, vómitos, calambres musculares, alteraciones visuales, cefalea, letargia, llegando incluso a las convulsiones y coma. Se considera que una disminución en la concentración de sodio por debajo de 125 meq/L es potencialmente fatal para el cuerpo humano.
- Se denomina hipernatremia cuando la concentración de sodio en plasma es mayor a 145 meq/L. Es causado principalmente a una acción insuficiente de la hormona vasopresina o ADH, pérdidas excesivas de agua y a un balance positivo de sal. El cuadro clínico cursa con sed, acompañado de poliuria, diarrea y sudoración. La presencia de trastornos neurológicos, aparecen con valores por encima de 160 meq/L caracterizado por irritabilidad muscular, alteraciones del nivel de consciencia, coma e incluso convulsiones.
¿Dónde encontrarlo?
El sodio se encuentra de manera natural y en cantidades saludables en alimentos como pescados y mariscos, carne y aves de corral, algas marinas, remolacha, apio y zanahorias. Sin embargo, cantidades elevadas de este mineral son encontradas principalmente en los alimentos procesados (especialmente salmuera, encurtidos y curados), así como en las bebidas de hidratación. La fuente más habitual de sodio es la sal común. La sal se utiliza habitualmente en la transformación y preparación de alimentos, como conservante y para mejorar el sabor de los alimentos. Por lo tanto, la mayor concentración de sal suele encontrarse en los alimentos procesados __y los consumidos en establecimientos de hostelería como restaurantes.
Actividad física:
El consumo de sodio en los productos de nutrición deportiva busca mantener o restablecer el estado electrolítico del cuerpo. Un adecuado nivel de sodio permite las contracciones musculares y mejora el flujo de agua a través de las membranas celulares.
El aporte adecuado de sodio previene la deshidratación, calambres musculares y los golpes de calor gracias a la reposición de electrolitos esenciales que se pueden perder durante el entrenamiento intenso o en climas cálidos.
El consumo de bebidas con sodio contribuye a la absorción del agua y los carbohidratos en el intestino delgado, además también puede aumentar la absorción del magnesio.
El sodio ingerido contribuye a la retención del agua ingerida durante y después de la actividad física. Si se ingiere agua solo, se produce una dilución del sodio en la sangre que a su vez reduce la sensación de sed y estimula la eliminación de agua, ya que el riñón interpreta la disminución de la concentración como si se tratara de un exceso de agua, en lugar de una carencia de sodio.
Además el sodio puede ser útil en el tratamiento de los golpes de calor y la deshidratación.
El sodio consumido en las cantidades habituales se considera seguro. Un adulto sano debe limitar la ingesta de sodio a 2000 mg por día mientras que si un adulto sufre hipertensión arterial no deben consumir los 1500 mg por día. Las personas que padecen insuficiencia cardíaca congestiva, cirrosis hepática o nefropatía necesitan cantidades mucho más bajas.
Aunque el sodio es necesario para mantener el volumen de sangre normal, el exceso de sodio aumenta el volumen sanguíneo, contribuyendo a la elevación de la presión arterial. Esta circunstancia puede ser beneficiosa o perjudicial en función de la situación de la persona, en estados de deshidratación es ventajoso mientras que las personas con hipertensión arterial deben controlar su consumo.
El consumo elevado de sodio de forma habitual está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, afecciones hepáticas o enfermedad renal. Se ha observado también que puede empeorar los síntomas del asma y del síndrome premenstrual como la retención de agua.
- Medline Plus. Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.
- Consenso sobre Bebidas para el deportista. Composición y pautas de Reposición de Líquidos. Documento de consenso de la Federación Española de Medicina del Deporte. 2008 8(126):245-8.