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Alcohol y Ejercicio ¿Una buena combinación?

Podrá parecer obvio, pero el alcohol puede impactar negativamente en todo lo que sucede dentro y fuera de tus entrenamientos, perjudicando el rendimiento y la fuerza, incluso después de que hayas recuperado la sobriedad. Para empezar, todos los atletas necesitan energía. Debido a que el alcohol no se puede almacenar como energía en los músculos (ya que no es un nutriente),  se almacena en forma de grasa. El efecto del alcohol sobre el hígado también puede causar una escasez de oxígeno, lo que interfiere con la producción de la síntesis de trifosfato de adenosina (ATP) , una fuente directa de energía para los músculos. ¿Ya te empezaste a preocupar?.

¿Cómo afecta el desempeño y desarrollo?

Es claro que uno o dos tragos no causan un gran inconveniente, pero cuando comienzas abusar su consumo, el alcohol puede interferir con la metabolización de los carbohidratos utilizados para producir energía. Los estudios han descubierto que el consumo de alcohol justo antes de hacer ejercicio puede inhibir la circulación de glucosa, que el cuerpo utiliza como energía. Por ejemplo, beber ginebra puede causar que el páncreas comience a secretar sus enzimas digestivas en su interior en lugar de enviarlas al intestino para digerir los nutrientes correctamente. Esto puede inflamar el páncreas y detener el transporte de los nutrientes clave – como la tiamina, ácido fólico y zinc – en el torrente sanguíneo.

No es ninguna sorpresa que entrenar mientras se esta deshidratado no es una buena opción. Pues bien, el alcohol puede conducir a la deshidratación. Esto no sólo puede prolongar la recuperación muscular debido a la disminución del flujo sanguíneo en los músculos, también puede aumentar el riesgo de que te dé un golpe de calor.

Por si aún no fuera suficiente, el alcohol también puede anular todo el trabajo hecho en el gimnasio. Mientras que los estudios en seres humanos han sido más difíciles de ejecutar, el alcohol ha demostrado disminuir la síntesis de proteínas en ratas, lo que detiene el crecimiento muscular mediante la anulación de la reparación de las fibras musculares dañadas. También puede disminuir los niveles de la hormona del crecimiento humano (HGH), que ayuda al cuerpo a construir músculo. Tu bebida con alcohol favorita puede interferir con la digestión y  absorción de las proteínas, y aunque tomes tu shake de proteína post-entrenamiento, este no podrá solucionarlo todo.

¿Dejar el alcohol es la solución?

Si bien no recomendaríamos ingerir bebidas alcohólicas antes de cualquier actividad física, lo mejor es evitarlas en periodos cercanos al ejercicio. El alcohol puede permanecer en la sangre, incluso después de una buena noche de descanso, por lo que debes prohibirte la ingesta de alcohol por lo menos un día antes de tu actividad física. En cuanto a entrenar mientras se esta intoxicado, es claramente un error. El alcohol afecta el juicio y la coordinación, por lo que terminar un entrenamiento será difícil y peligroso, además el efecto diurético del alcohol también aumenta la necesidad de orinar, lo que resulta en la pérdida de electrolitos. Lo siento chicos, pero parece que una milla de la cerveza, probablemente no es la mejor idea. Sucede que la calidad muscular esta en juego y podrías dificultar el paso al siguiente nivel.

Sin embargo, no todo son malas noticias. En moderación (Una bebida para las mujeres y dos para los hombres), el alcohol no es tan malo. Un estudio encontró que un pequeño shot de vodka no tuvo ningún efecto negativo en la recuperación muscular. Y en general, unos sorbos podrían aumentar el colesterol de alta densidad (colesterol bueno), reducir la resistencia a la insulina para proteger el corazón, e incluso reducir el estrés. Así que cuando salgas a divertirte conserva la regla de una o dos copas máximo.

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