Levulosa
La fructosa es un monosacárido, tiene una fórmula química similar a la de la glucosa (C6H12O6) pero se diferencian en su estructura molecular, la fructosa tiene un grupo ceto en el carbono 2, mientras que la glucosa tiene un grupo aldehído en el carbono 1. Aporta 4kcal por gramo y tiene un poder edulcorante elevado (173).
La principal fuente de fructosa es la sacarosa o azúcar de mesa, que está formada por una molécula de glucosa y otra de fructosa. También se encuentra de forma natural principalmente en la fruta y la miel. El consumo de fructosa de forma aislada se introdujo en los años 70 como sustitutivo del azúcar, puede encontrarse fácilmente en alimentos procesados, se incluye como jarabe de maíz alto en fructosa y se suele encontrar en bebidas carbonatadas, mermeladas, salsas de tomate, frutas en almíbar, cereales o repostería.
El jarabe de maíz alto en fructosa se elabora mediante hidrólisis enzimática de almidón de maíz, cuando se obtienen moléculas de glucosa libre, se convierten en fructosa mediante la enzima glucosa isomerasa. Según el contenido en fructosa del jarabe, puede tener una concentración del 45%, 55% o 100%.
La fructosa es un edulcorante nutritivo reconocido por la FDA (Food and Drug Administration) y mejora la capacidad de proporcionar sabor dulce cuando se utiliza en combinación con otros edulcorantes.
Metabolismo de la fructosa.
La fructosa, se absorbe por difusión facilitada en el duodeno y en el yeyuno, a través de las proteínas transportadoras GLUT 5 y GLUT 2, en un proceso no dependiente de sodio y con una tasa de absorción menor a otros monosacáridos como la glucosa. Una vez en la sangre la fructosa se transporta por la vena porta hasta el hígado. El hígado capta aproximadamente el 75% de la fructosa y la convierte en fructosa-1-fosfato por la enzima fructoquinasa, posteriormente esta fructosa-1-fosfato se convierte en gliceraldehido-3-fosfato o dihidroxiacetona fosfato mediante la enzima aldolasa. Estos compuestos pueden entrar en la vía metabólica de la glucosa y pasar a glucosa o piruvato. Si pasa a piruvato, este piruvato se convierte en Acetil CoA que puede ser utilizado como fuente de energía o pasar a formar ácidos grasos. Esta ruta se salta el paso principal de regulación de la glucolisis, que es la conversión de glucosa-6-P a fructosa 1,6-bifosfato, controlada por la fosfofructoquinasa.
La fructosa restante que no ha sido captada por el hígado puede entrar sin necesidad de insulina al interior de las células.
En adultos sanos la concentración sanguínea de fructosa durante el ayuno es de ≤1 mg/dL incrementando proporcionalmente hasta valores de 4.5 a 13 mg/dL con un consumo de 18 a 100 g de este azúcar, alcanzando su pico máximo a los 30-60 minutos.
Fructosa en el deporte.
La ingesta de hidratos de carbono durante el ejercicio prolongado ayuda a retrasar la fatiga y consumidos al finalizar el ejercicio, ayudan a la recuperación de los depósitos musculares y hepáticos de glucógeno. La fatiga durante el ejercicio prolongado se debe, en parte, a la falta de carbohidratos que provoca un inadecuado radio de oxidación de hidratos de carbono, al suministrar hidratos durante el ejercicio se mantiene el nivel glucosa en sangre evitando la hipoglucemia y se logra mantener el radio de oxidación de hidratos de carbono necesarios para proporcionar energía durante el ejercicio. El consumo de fructosa junto con otros carbohidratos mejora la tasa de oxidación de la glucosa, además al proporcionar energía con un índice glucémico menor contribuye a suministrar energía de una forma más progresiva que si se consumiese glucosa sola.
Algunos estudios indican que consumir bebidas deportivas que combinan glucosa y fructosa presenta beneficios frente a la misma concentración de glucosa sola. Esto permite incrementar la concentración de nutrientes sin que el aumento de la osmolaridad de la bebida disminuya su absorción en el intestino (siempre dentro de unos límites). A mayor osmolaridad se retrasa el vaciamiento gástrico y por lo tanto retarda el tiempo de absorción. Por ejemplo se observó que la combinación de una bebida deportiva que contiene un 4% de glucosa y un 4% de fructosa presenta una mejor tasa de absorción que la bebida equivalente del 8% de glucosa.
Se cree que el efecto sinérgico del consumo de glucosa y fructosa durante la realización de ejercicio físico es debido a que ambos monosacáridos no compiten por el mismo transportador y pueden absorberse simultáneamente. Una vez absorbidos la glucosa plasmática es captada principalmente por las células musculares para servir como fuente de energía, mientras que la fructosa es utilizada principalmente por el hígado para formar glucosa que puede almacenarse en las reservas de glucógeno o salir de nuevo al torrente sanguíneo manteniendo la glucemia. La fructosa también incrementa el lactato en sangre, pero este lactato se utiliza rápidamente y con gran eficacia por las células musculares durante el ejercicio.
Diabetes.
La fructosa se absorbe en el intestino principalmente a través del Transportador GLUT 5, una vez en la sangre el incremento de fructosa en sangre apenas eleva la liberación de insulina por parte del páncreas. Parte de esta glucosa se metaboliza en el hígado produciendo glucosa pero con un índice glucémico mucho menor que la glucosa. La fructosa que no ha sido convertida en glucosa puede entrar en el interior de las células mediante el mismo transportador sin la necesidad de insulina. Por esta razón, la fructosa se ha utilizado ampliamente como edulcorante para diabéticos, su consumo es seguro siempre que se realice con moderación sin embargo no se debe consumir más del 25% de las calorías totales diarias a partir de la fructosa para prevenir posibles desórdenes en el metabolismo de los lípidos y síntomas gastrointestinales.
- Salud & Bienestar: Diabetes
No hay especificaciones recomendadas para el consumo de la fructosa.
El consumo de fructosa se considera en general seguro. No obstante ingerir dosis elevadas (50 g en adulto o 2g/kg/día en niños) puede ocasionar trastornos gastrointestinales como se diarrea, cólicos y flatulencia.
La fructosa es capaz de saltarse el control enzimático (fosfofructoquinasa) que limita las vías glucolíticas y lipogénicas. Por esta razón, un consumo excesivo de fructosa puede estimular la síntesis de ácidos grasos, triglicéridos o colesterol. El consumo excesivo de fructosa se ha relacionado con menor sensación de saciedad, ganancia de peso, incremento del lactato sanguíneo, síndrome metabólico, resistencia a la acción de la insulina y la diabetes mellitus pero cantidades pequeñas o moderadas no tienen estos efectos secundarios. Debe consumirse con moderación, no se puede consumir de forma ilimitada y hay que procurar que nunca suponga un 25% de las calorías totales ingeridas. Como todos los alimentos, lo más recomendable es consumir los alimentos de forma equilibrada y dentro de una dieta variada.
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