La Ciencia de los Esteroides (Parte 1)
Bueno, algún día teníamos que hablar de este tema, y más vale que sea ahora. Los esteroides, anabólicos, hormonales, «los chochos», «el piquete», o como le quieras decir, están cada vez más presentes en nuestra vida. De hecho siempre han estado ahí, o al menos sabemos que Arnold y toda su compañía de «mamados» los usaban para competir allá por los años 70s.
Estas sustancias son un tabú, y si llevas el suficiente tiempo entrenando seguramente conoces al menos a una persona que los ha usado. Esto no quiere decir que estén permitidos en el mundo del deporte, de hecho hay organismos en todo el mundo que se encargan de regular y mantener a raya su uso en la mayoría de los deportes (excepto algunos deportes de fuerza). Si quieres saber más acerca de las sustancias que están prohibidas échale un vistazo a estos documentos de la CONADE.
Pues bien ya entrando en tema, sabemos que los esteroides traen consigo varios riesgos a corto plazo como aumento en la presión arterial, aumento en los niveles de colesterol, problemas de toxicidad en el hígado, y otros más; claro, todo dependiendo de las sustancias usadas, las dosis y la duración del ciclo. Todo aquel que sepa algo sobre esteroides seguramente ha escuchado estos riesgos y no estamos en posición de descartarlos.
Pero, ¿por qué hablar de esteroides? Además de que es un tema bastante interesante, creemos, y estamos seguros de que la gente ha comenzado a usarlos más que en años anteriores, y muchas veces sin conocimiento alguno de cómo hacerlo. Entonces, si de cualquier manera la gente va usarlos, que mejor que puedan saber sus efectos y otros datos más.
Algunos datos sobre el uso de Esteroides
Para hablar de esteroides tenemos que voltear a ver a nuestros vecinos del norte, pues de acuerdo con steroidal.com cerca de 1 a 3 millones de norteamericanos usan esteroides. Para darle mayor contexto a esto consideremos que hay alrededor de 20 millones de personas yendo a los gimnasios en los Estados Unidos. Si asumimos que las personas que usan esteroides se encuentran entrenando actualmente, entonces 1 de cada 20 personas que ves en el gimnasio seguramente ha probado o esta usando esteroides.
Quizá tu amigo «El Natural» no lo es tanto. Aunque también debemos estar conscientes que estos números son algo irreales, ya que las encuestas acerca del uso de este tipo de sustancias suelen alterarse. Aunque el hecho de que se están usando esteroides en los gimnasios si es real.
¿Cómo funcionan los esteroides?
El mecanismo de acción de las hormonas esteroides (como los esteroides anabólicos de los que estamos hablando, y cualquier hormona esteroide como el cortisol, estrógeno, aldosterona, etc.) es bastante sencillo. Son solubles en lípidos, por lo que pueden dispersarse directamente en la célula (en lugar de tener que unirse a un receptor en la superficie de la célula como hormonas peptídicas. Tal como la Insulina y el IGF-1), se unen a su receptor de esteroides en particular, y van directo al núcleo de la célula para influir en la transcripción de genes. Esos genes transcritos determinan qué proteínas serán producidas, y esas proteínas afectarán la estructura y la función de esa célula.
Los esteroides de los que estamos hablando son en su mayoría derivados de la testosterona (u hormonas similares como DHT (Dihidrotestosterona), aunque algunos como el Deca-Durabolin son derivados de la progesterona), y tienen el mismo mecanismo de acción. Estos se dispersan en la célula, se unen a un receptor, influyen en la transcripción de genes, y por último influyen en las proteínas que produce la célula. Hay diferentes hormonas esteroides que hacen que las células puedan producir proteínas diferentes, pero en el músculo esquelético, la testosterona y sus derivados aumentan principalmente la producción de la actina y la miosina, que son las principales proteínas para volverte fuerte y musculoso.
Antes de que los esteroides lleguen a tus músculos y surtan efecto, estos tienen que viajar a través de la sangre hasta el músculo.
Así que el primer problema es llevar los esteroides hacia la sangre. Las vías de administración que no implican la digestión tienden a ser los más seguros para el hígado, incluyendo inyecciones y administración transdérmica (como Androgel). Los esteroides orales tienen que ser modificados para que tu hígado no pueda eliminarlos inmediatamente, ya que todo lo que tragas debe pasar por el antes de que pueda entrar a circulación en tu cuerpo. Realmente tu hígado no está interesado en hacer pasar altas dosis de hormonas esteroides directamente a la circulación general, por lo que los romperá en metabolitos bioactivos a menos que estos sean modificados para resistir este proceso.
Debido a esto, el hígado tiene que trabajar un poco más para lidiar con los esteroides orales que con los inyectables, y es por esto que los orales tienden a ser más perjudiciales para el hígado. Aunque también hay esteroides orales que no son tan hepatotóxicos (perjudiciales para el hígado), y hay inyectables que son bastante hepatotóxicos, pero eso lo hablaremos otro día.
Ahora que los esteroides están en la sangre (ya sea por inyección directa, o por haber sobrevivido su primer paso por el hígado), estos necesitan llegar a los músculos. La mayor parte de la testosterona en tu cuerpo se une a las proteínas en la sangre, sobre todo a la albúmina y la globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG). Si te checas tus niveles de testosterona, el laboratorio debe reportarte la testosterona total y la testosterona libre. La testosterona libre es la que está más disponible para dispersarse en las células y alterar tu cuerpo.
Este punto es clave y es la razón principal por la que los esteroides parecen no tener mucho efecto hasta que se toman en dosis suprafisiológicas, es decir, al administrar a tu cuerpo con una concentración que no experimentarías en circunstancias normales. Cuando no tienes ningún problema importante del sistema endocrino y tus niveles de testosterona está dentro del rango fisiológico normal, tu cuerpo va a producir proteínas de unión (albúmina-globulina) para asegurarse de que tienes la cantidad adecuada de testosterona libre. Ni mucho, ni poco.
Eso si, tu cuerpo no puede aumentar la producción de albúmina, ya que juega un papel crítico en el mantenimiento de la concentración de los fluidos que hay entre las células y el líquido extracelular; además los niveles de SHBG aumentan cuando se introducen altos niveles de algunas hormonas esteroides exógenas en el cuerpo (incluyendo el estrógeno, que es una de las principales razones por la que muchas mujeres experimentan pérdida de deseo sexual cuando están embarazadas). Aunque hay algunas investigaciones que comentan que la testosterona disminuye los niveles de SHBG ligeramente.
Esta es la razón principal por la que los «precursores de testosterona (suplementos)» no funcionan para aumentar la masa muscular y la fuerza si es que se tiene niveles normales de testosterona, y es también por eso que los esteroides trabajan muy bien.
Incluso, si tu precursor de testosterona «aumenta tus niveles de testosterona» en un 40% (como suelen afirmar estos productos), todavía tus testículos te respaldan para producirla, y ellos no van a bombear tanto como para generar concentraciones que aminoren los efectos de las proteínas de unión (la albúmina y la globulina). Entonces, podrías tener un «aumento» del 40% en tu testosterona, pero tendrás lo mismo en testosterona libre, por lo que no habrá efectos de hipertrofia y fuerza.
Entonces, en resumen. Si administras la cantidad suficiente de una hormona en el cuerpo, tanto que los mecanismos reguladores del cuerpo no puedan manejar bien, terminarás con más andrógenos (ej. testosterona) libres que lleguen a tus músculos y te hagan ganar masa muscular. Si bien esto es una explicación general, pude ser de gran ayuda para aquellas personas que han usado o piensan usar esteroides.
¿Los esteroides realmente ayudan?
Para responder a esta pregunta tendremos que revisar dos estudios que examinan el impacto del efecto placebo en el aumento de la fuerza «inducida por esteroides». En el primer estudio (Ariel, 1974) los investigadores le dijeron a 15 atletas que podrían ingerir algunos esteroides legales. Estos sujetos ya eran relativamente fuertes al comienzo del estudio, con unos máximos (1RM) de sentadilla y press de pecho alrededor de 135 kilos, y de press militar por debajo de los 90 kilos.
Entrenaron durante 7 semanas con la promesa de que las personas que tuvieran las mejores ganancias de fuerza (para incentivar su esfuerzo y pudieran progresar tanto como fuera posible) en esas 7 semanas les darían esteroides legales. De este modo, los atletas entrenaron por 7 semanas, y lograron un total combinado de 9.9 kilos en el press de pecho, press militar, press sentado, y sentadilla. Entonces, 6 de los participantes fueron seleccionados al azar para participar en la prueba de «esteroides». Se les dijo que estaban recibiendo 10 mg/día de Dianabol, cuando en realidad estaban tomando pastillas de placebo.
Entrenaron durante otras 4 semanas, pensando que estaban siendo dosificados con esteroides. En tan sólo 4 semanas pusieron un total combinado de 45 kilos en los mismos ejercicios. Es correcto, 45 kilos en lugar de 9.9 kilos, logrados en 4 semanas y no en 7, simplemente porque ellos pensaban que estaban usando esteroides.
Entonces el efecto placebo claramente aumenta las ganancias en fuerza cuando entrenas pensando que estás usando esteroides. Claro, estás esperando lograr mayores ganancias, y entonces obtendrás más ganancias.
Dividiremos este tema en tres partes para que pueda asimilarse de mejor manera. En la segunda parte de este artículo hablaremos del siguiente estudio y acerca de los efectos mentales-físicos que se logran con el uso de esteroides durante etapas de entrenamiento.
Déjanos un comentario en la parte de abajo y cuéntanos qué piensas acerca del uso de estas sustancias en el deporte.
Referencias:
– http://www.statisticbrain.com/gym-membership-statistics/
– Biochem, Ann Clin. «The relationship between sex steroids and sex-hormone-binding globulin in plasma in physiological and pathological conditions». 1985 Sep;22. ( Pt 5):489-97.
– Gideon, Ariel. «Anabolic steroids: the physiological effects of placebos».1972. Medicine and Science in Sports Vol. 4, No. 2, pp. 124-126.
– wikipedia.com
– strengtheory.com